
11 planes para hacer en familia en Mallorca
Mallorca es conocida por su bonito y diverso paisaje. ¿Por qué no explorarlo a lomos de un caballo?
Mallorca es una isla para comérsela a bocados. Y es que su gastronomía es rica, variada y satisface a todos los paladares. Las ensaimadas, la sobrasada, el tumbet… son platos más famosos y tradicionales. Pero hay mucho más y hay que saber a dónde ir para probar el auténtico sabor mallorquín.
Para entender la riqueza gastronómica de la isla hay que hablar antes de su geografía ya que esta influye en el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Por una parte, la sierra ofrece el clima idóneo para hacer cultivos y las planicies son el lugar perfecto para la cría de razas autóctonas. Y por último, el mar que proporciona grandes tesoros.
Toda esta diversidad ha dado lugar a una gastronomía muy variada pero, sobre todo, sabrosa. Alguno de sus platos tradicionales han traspasado fronteras y se versionan en muchos lugares, lejos incluso de la península. Y es que Mallorca es pequeña pero tiene de todo.
Para empezar, uno de los productos mallorquines más populares es la sobrasada. Esta proviene del cerdo negro autóctono de la isla, primo del cerdo ibérico. La sobrasada es un tipo de embutido elaborado a partir de carnes seleccionadas condimentadas con sal, pimentón y pimienta negra. Lo mejor es probarla sobre pan moreno y un buen aceite virgen extra.
Del cerdo también se obtiene el saïm o manteca, que es la base para elaborar gran parte de la repostería tradicional de la isla: la ensaimada, las panades o los robiols. De todos, la más famosa es la ensaimada que se hace con harina, agua, azúcar, huevos, masa madre y la manteca de cerdo. Al final, se obtiene una masa azucarada deliciosa que ya se elaboraba en la isla en el siglo XVII.
De los pescados destaca el Rao, el Jonquillo y la Serviola. Todos ellos muy apreciados en las islas y de gran sabor. Preparados de cualquier forma están deliciosos.
Gracias a la huerta mallorquina surge el Tumbet, un plato hecho con verduras de la zona y que es apto para vegetarianos. Se prepara a base de berenjenas y patatas a las que se les añade una salsa hecha a partir de tomates maduros, aceite, ajos y sal. Un plato ligero e ideal para el verano de la isla.
Combinando la riqueza de la huerta y del cerdo negro autóctona surge el Frito mallorquín. El plato típico por excelencia y una de las recetas más antiguas que se conocen. Sus ingredientes: carne magra, hígados, patatas, pimientos rojos, cebollas, hinojos, guisantes, ajos, sal y aceite de oliva. ¡Completísimo!
Por último, los vinos. En la isla también se cultivan uvas que dan lugar a caldos de gran calidad. La Guía de Vinos Gourmets de 2016, de hecho, hace una mención especial a cuatro vinos de Mallorca que han obtenido una puntuación de más de 90.
Dos de ellos son vinos tintos de crianza: AN de 2012 de las Bodegas Ánima Negra y Pedra de Binissalem Negre de José Luis Ferrer Vinos. Y dos blancos: Chardonnay 2014 de Vins Toni Gelabert y Sa Vall Selecció Privada de Vins Miquel Gelabert 2011.
Ahora que ya sabes qué pedir en la carta para probar el verdadero sabor de Mallorca, sólo necesitas ir a los sitios adecuados. Los Patos es un negocio familiar donde bordan la gastronomía de la isla; en Restaurante Sa Roqueta podrás probar todas las delicias que vienen del mar y en Ca’n Lluc te sorprenderán con sus menús de comida casera tradicional.
Atrévete a explorar la cultura de la isla a través de su gastronomía. Cierra los ojos, saborea y descubre a qué sabe Mallorca.
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Palma es el punto neurálgico de la vida gastronómica de a isla lo que la convierte en un lugar perfecto para probar nuevos platos.
Habría que inventar nuevos colores para hablar de todos los tonos de azul que se pintan sobre las aguas que bañan Mallorca.