Nos detenemos hoy en uno de los pueblos más bonitos del interior de Mallorca un pueblo arropado por naranjos, surcado por un encantador tranvía con más de 100 años de edad y sembrado de callejuelas, palacios y casas señoriales: qué hacer en Sóller, el pueblo más cercano al paraíso.
Sóller cuenta con casi 15.000 habitantes en su término municipal, situado en la costa noroeste de Mallorca. Empecemos por el principio: la manera más romántica de plantarse en Sóller es, sin duda, a bordo del famoso ferrocarril de vía estrecha que la une con Palma desde 1.912. 27 kilómetros en una hora de encantador trayecto en un tren de madera construido a principios de siglo XX que discurre por la Sierra de Alfábia entre espectaculares paisajes, una multitud de curvas y 13 túneles. En los años 90 de ese mismo siglo se construyó el túnel de Sóller, muy conveniente si se accede en coche para evitar las curvas de la antigua carretera de montaña.
El origen de Sóller se remonta a la época talayótica, habiéndose encontrado vestigios que podrían fecharse entre los años 5.200 y 2.700 a. C.. Se puede reconstruir la historia de la localidad en su Museo Municipal, lleno de restos arqueológicos y situado en un edificio del siglo XVIII. Otros edificios destacables son la Posada de Can Prohom (barroca), el pequeño museo modernista de Can Prunera – con una atractiva colección de obras de Picasso, Kandinsky, Warhol o el local Miquel Barceló-, la casa de la Lluna, el Museo de la Mar y, sobre todo, la majestuosa iglesia de Sant Bartomeu: de estructura barroca, fachada modernista y campanario neogótico.
La iglesia de Sant Bartomeu se sitúa en la Plaza de la Constitución, el corazón de Sóller, un núcleo lleno de vida y actividad, repleto de bares y cafeterías. Por el medio de la plaza cruza otra de las atracciones indudables de Sóller: el tranvía eléctrico que une los 5 kilómetros que median entre la localidad y el Puerto de Sóller, conservado casi intacto con cariño desde 1.913. De camino al puerto podemos encontrar otros dos lugares que no se pueden pasar por alto: el Museo Balear de Ciencias Naturales y el magnífico Jardín Botánico de Sóller.
El pintoresco Puerto de Sóller (al que también se puede llegar mediante un túnel desde el pueblo) y sus playas adyacentes se han convertido en los últimos años en uno de los lugares de moda de la isla. Desde el puerto se pueden coger minicruceros hasta el imprescindible Torrent de Pareis. Y desde la cercana Torre Picada (construida para defensa en el siglo XVII) o el Mirador de Santa Catalina se pueden observar espectaculares panorámicas del lugar, e incluso -dicen-, una de las más románticas puestas de sol de la isla.
Sóller está ubicado en el Valle de los Naranjos (también llamado Valle de Oro), así que la visita no estaría completa sin probar un zumo recién exprimido… o su versión alcohólica, el licor local Angel D’or. Existen tiendas gourmet (Fet-a-Sóller, Can Matarino) donde adquirir productos locales como el vinagre balsámico con naranja de la tierra, mermeladas de cítricos o aceite de oliva virgen extra de Olis Sóller. Además, todos los sábados se celebra el mercado en el pueblo. También son imponentes -y famosos- los helados de Sóller: pueden probar en C’an Pau, Sa Fabrica de Gelats o Io Gelats. Entre los restaurantes más destacables encontramos Ca’n Boqueta (nueva cocina mediterránea), Sa Figuera (ojo al praliné salado de piñones), Luna 36 (en un precioso edificio restaurado del XIX), Casa Álvaro (en la Plaza de la Constitución) o la cocina vegetariana de Can Llimona.
Los amantes del deporte -o los que deseen bajar la comida del párrafo anterior- también encontrarán lugares privilegiados para practicar actividades como el senderismo o el cada vez más en boga Nordic Walking, gracias a la extensa Ruta de Pedra en Sec, que atraviesa Sóller y recorre la Sierra de Tramuntana. Los partidarios del ciclismo se pueden atrever con el Coll de Sóller, el duro y retorcido puerto que se evita con el túnel de Sóller.
Si se trata de celebrar fiestas, las patronales de Sóller son la semana del 24 de agosto, en honor a San Bartolomé o Sant Bartomeu: fuegos infernales en forma de petardos (el correfoc) comandados por los demonios locales: esclatabutzes. Aunque la fiesta más conocida tiene lugar en el segundo fin de semana de mayo, el Firó, donde se escenifican hasta 4 batallas para recordar el saqueo pirata sufrido por la localidad en 1.561 ¿Música? Desde 1.980 se celebra el Festival Internacional de Folclore Sa Mostra -en la segunda quincena de julio-, al que se le añadió en 2.005 el Festival de Música Clásica Port de Sóller, que tiene lugar en octubre.
Multitud de planes para disfrutar de una de las localidades con mayor encanto de Mallorca: Sóller. Dedícale al menos un día completo ¡y ni se te ocurra pasar de largo!
