Pese a haber nacido en Barcelona y haberse criado como artista en París, Mallorca y Joan Miró quedaron unidos para siempre desde que el magistral artista se enamoró de una isleña, y de la isla en general, en la que finalmente vivió desde 1956 hasta su fallecimiento, el 25 de diciembre de 1983. Años antes, en 1968, había sido nombrado ya hijo adoptivo de Palma. Su impronta y su legado artístico en Mallorca son importantísimos y bien merecen ser recordados y visitados.
El vínculo directo de Joan Miró con Mallorca arranca en 1929 cuando, a los 36 años, se casó en Palma con la mallorquina Pilar Juncosa. Aunque aún tardaría casi 30 años en establecer su residencia definitiva en la capital, existe una parte de su obra, como la serie de pinturas «Constelaciones», inspirada por su amada isla. Una vez se instala en la ciudad, Joan Miró encarga la construcción de su nuevo taller al arquitecto y amigo Josep Lluis Sert.
Dicho taller, o Taller Sert, más otro conocido como Son Boter y construido en una casa tradicional mallorquina, fueron donados por Joan Miró y su esposa a la ciudad de Palma en 1981. En 1992 se añadió el edificio que desde entonces alberga el grueso de la colección de arte, diseñado por el prestigioso arquitecto Rafael Moneo. Los tres espacios se hallan en un lugar privilegiado de la ciudad, en una colina rodeada de jardines con vistas al mar. Así, la propia zona de jardines se añadió al complejo, conformándose definitivamente aquí la colección permanente de la Fundació Pilar i Joan Miró, que en 2017 pasó a denominarse Miró Mallorca Fundació. Un complejo que alberga unas 6.000 piezas y que se trata, sin duda alguna, de uno de los espacios artísticos contemporáneos más importantes del mundo.
En los dos talleres se pueden contemplar decenas de cuadros inacabados, los monos de trabajo del pintor e incluso todo tipo de imágenes clavadas con chinchetas a las paredes que sirvieron de inspiración al maestro, así como algunas de las estancias en las que residía la familia. El edificio de Moneo acoge en su interior una espectacular colección de pinturas, dibujos, esculturas, obra gráfica y otros objetos relacionados con Joan Miró. En los últimos años, la colección se ha ido ampliando con obra de otros artistas que rinden homenaje al maestro Miró. En el jardín, situado a la entrada de la Fundación, podemos encontrar una serie de esculturas perfectamente integradas con el entorno natural. Desde febrero de 2018, además, la Fundación acoge una exposición llamada Miró, espíritu salvaje, que ya ha pasado por Seúl, Bolonia y Turín, y en la cual se exploran las raíces y la inspiración de su obra, con una parte muy importante dedicada a la relación artística y emocional entre Mallorca y Joan Miró. Los horarios y precios de la visita a la Miró Mallorca Fundació se pueden consultar en su página web.
Pero no acaba en la Fundación, ni mucho menos, la estrecha relación entre Mallorca y Joan Miró. Podemos encontrar varias de sus obras en el prestigioso Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma, también conocido como Es Baluard. Tampoco falta obra de Miró -muy bien rodeada por la de otros genios españoles de las primeras vanguardias como Pablo Picasso, Juan Gris o Salvador Dalí- en el Museo Fundació Juan March. Tanto la Fundación como estos dos museos se pueden visitar de forma gratuita en ciertos días.
Las propias calles de Palma reflejan también la perfecta integración entre Mallorca y Joan Miró: se pueden encontrar sendas esculturas de Miró justo a los pies del Palacio Real de la Almudaina y en la Avenida Jaime III (muy cerca del Passeig Mallorca); así como un gran mosaico en el Parc del Mar. Desde mayo de 2017, además, se pueden visitar las 12 esculturas de bronce donadas por la familia Miró a la familia real para su colocación en los jardines de su residencia de verano en Palma, el Palacio de Marivent. El jardín, público, está abierto todo el año salvo en la época de verano, entre el 15 de julio y el 15 de septiembre, y durante quince días de la Semana Santa.
Como hemos podido ver, la vinculación artística, sentimental y de inspiración mutua entre Mallorca y Joan Miró es fructífera y muy estrecha. Cualquier visitante de la isla haría bien en empaparse un poco -o mucho, si puede ser- de esta pictórica relación.